Saludos a ti, Juan.
Cierto es que Santa María Francisca fue una santa desde su nacimiento hasta su muerte, que sufrió maltrato físico y sicológico, que quiso y supo unir sus sufrimientos a los de Cristo, que fue una mística que gozó de las predilecciones de Dios y que mereció ser recompensada con los estigmas de la Pasión. Todo eso es cierto y nos debe servir de modelo a quienes estamos nerviosos ante un simple dolor de cabeza, pero “el único pero” que yo le encuentro es que no puso a su padre en su sitio cuando maltrataba a su madre y a ella.
El refrán dice: “A Dios rogando y con el mazo dando”, luego ante casos como este, pidámosle ayuda a Santa Maria Francisca (orar), pero al mismo tiempo denunciemos al maltratador para que lo enjaulen (dar).